Dentro de la variedad de pescados, el salmón es una especie que se presta a multitud de recetas y técnicas culinarias. Lo recomendable es decantarte por aquellas opciones que sean más sanas y saludables, como la cocina al vapor o a la plancha. Para que tu elaboración sea sin duda especial, es importante que sepas elegir un producto de calidad, y es que escoger un salmón fresco puede ser sencillo si te fijas en algunas de sus características.
Pasos para escoger un buen salmón
Cocinar de forma saludable implica escoger un producto de calidad y una técnica culinaria sana. Si quieres elegir el mejor salmón fresco, es importante que tengas en cuenta las siguientes cuestiones:
- Lo principal es que acudas a un sitio especializado de venta de este tipo de productos, una pescadería de confianza que te garantice que el pescado no está criado en piscifactorias y que sea alimente de forma natural. De cualquier forma, siempre puedes preguntar al pescadero el origen del mismo y el tipo de salmón que estás adquiriendo.
- El pescado sólo debe oler a salado y fresco.
- En principio el salmón salvaje tiene un color intenso debido a la astaxantina, un pigmento liposoluble que el pescado adquiere debido a que su alimentación se limita a crustáceos. Por lo tanto, cuanto más intenso sea el color, mejor será su calidad.
- Fíjate los ojos deben ser claros y no turbios para garantizar que es un producto fresco. Una vez elegido, pide el corte de salmón más adecuado para elaborar la receta que tienes en mente.
- Si optas por un salmón congelado, lo ideal es respetar la cadena de frío y no pasar por alto las diferentes normas de descongelación y hacerlo de forma escalonada pasando siempre por la nevera antes de exponerlo a temperatura ambiente.
Recuerda que el salmón fresco puedes guardarlo hasta un máximo de tres días en la nevera, de lo contrario, es aconsejable que lo congeles o que lo adquieras más adelante, cuando lo vayas cocinar.